La Colonia Rusa del Valle de Guadalupe se fundo en 1906
La Colonia Rusa del Valle de Guadalupe se funda con la llegada de alrrededor de 100 Familias Rusas Molokanes en 1906. Estas familias provenían de Kars, territorio localizado en ese entonces en Rusia colindante con Turquía, a donde fueron exiliados en tiempos del Zar Nicolás II debido a sus creencias religiosas y pacifistas. De esta tierra inhóspita salieron los primeros inmigrantes buscando una lugar para vivir en paz con sus familias, cultivar sus tierras y continuar sus tradiciones.
Recién se establecieron en el Valle, estos rusos blancos de religión Molokan que significa: bebedores de leche, siguieron con sus costumbres, teniendo siempre presente el estudio de la Biblia. Gente de campo, sembraban granos, árboles frutales, criaban ganado, borregos, gansos y gallinas para elaborar parte de sus platillos típicos como el borshch, lapsha, un inigualable pan de levadura y un licor fermentado de grano y miel llamado Kuas. Estos inmigrantes rusos generaron un importante florecimiento en el Valle.
Con el tiempo se establecieron pequeños viñedos y de forma artesanal empezaron a producir sus propios vinos. Hacia los años treintas, Alexie M. Dalgoff obtiene los primeros permisos para la elaboración de vinos. Su nieto David Bibayoff Dalgoff continua con la tradición utilizando técnicas modernas de vinificación, dando origen a los VINOS BIBAYOFF, elaborados con uvas cultivadas en el Rancho Toros Pintos del Valle de Guadalupe, Ensenada, B.C. quien buscando ofrecer vinos artesanales de calidad, se ha dedicado al cultivo cuidadoso y esmerado de la vid por mas de 50 años.
David Bibayoff, cuya familia llegó de Rusia y se estableció en México en 1907, empezó a hacer vino en su casa en 1988 y fundó la Casa Bibayoff, una vinícola pequeña ubicada en el Valle de Guadalupe.
El gusto por el vino le viene a Bibayoff de su abuelo materno, quien en 1931 obtuvo permiso para realizar el vino en forma comercial, pero sólo lo hacía de manera casera; ahora es su nieto quien continúa la tradición.
Aunque Bibayoff tiene la ilusión de que sus hijos sigan con el negocio de la vinícola para mantener la tradición familiar, reconoció que no vive del vino, sino de las uvas que produce y vende en el mercado.